lunes, 23 de abril de 2012


CIEN AÑOS DE SOLEDAD

La historia empieza con un homre que tal vez haya acabado de nacer y se ve como pierde a sus padres de niño y tiene que vivir con alguien que para él nunca llegaron a ser padres y se sentía solo. Va creciendo y hace amigos lo que tarde o temprano se da cuenta de que prefiere estar solo ya que le dejan solo o les hace algo que a él no le gusta.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel aureliano Buen Día, había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos.

Aquel recuerdo le creó una gran tristeza ya que recordó a su padre a quien estaba muy unido antes de morir, recordaba cuando vio el hielo por primera vez y lo feliz que estaba, se encontraban en una pequeña cueva helada al lado del mar, ese lugar era especial y nadie lo conocía, recordó luego cuando él murió y lo solo que se sentía lo que hizo que cayeran lágrimas de sus ojos. Recordó que su padre siemrpe le dijo que nunca se rindiera y eso le hizo pensar. También recordó el resto de su vida, como si fuera ya el momento de su muerte.
Después, vovió a centrarse en el presente y en lo que estaba viviendo en estos momentos levantó la voz y hizo un trato con los que le querían fusilar e hizo un trato con ellos.

Pasó un mes y el coronel pudo realizar su trato el cual consistía en traerles oro, lo consiguió a través del nuevo invento que los gitanos trajeron al pueblo, el imán. Pero, el oro el cual les dió no era todo lo que se encontraba en el pueblo, como él primetió darles, les dio una cuarta parte, el resto se utilizó en lso arreglos de aquel pueblo, el cual su padre y él admiraban.

García M, 6. (1999). Cien años de soledad, Ed. El Mundo, Madrid